L’AVENC DE TAVERTET

En 1997 en un paseo por los riscos de Tavertet, nos enamoramos de una masía en ruinas. Una joya arquitectónica catalogada como Bien Cultural de Interés Nacional, ubicada en un lugar privilegiado. Un sitio que, sin duda, queríamos compartir.

Hoy, l’Avenc ofrece habitaciones, estudios, apartamentos y casitas, pensadas para conectar, desde el confort, con un entorno espectacular. Es uno de los alojamientos rurales pioneros a nivel nacional en la oferta de un modelo turístico sostenible: un proyecto comprometido con el territorio local, que acerca a las personas con la naturaleza desde el respeto, para ofrecerles Bienestar Rural.

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EQUIPO

Somos sólo tan buenos como las personas que trabajan con nosotros y, por eso, contamos con el apoyo de un equipo fantástico de profesionales locales dedicados a enriquecer tu estancia.Desde la limpieza a recepción, pasando por servicios de hostelería y terapias, cuando nos conozcas verás que parte de la experiencia es la gente que lo hace posible.

Historia

La Edad Media y el Renacimiento

Por l’Avenc pasaron viajeros, navegantes, gente de iglesia, bandoleros… y vivían una serie de familias de campesinos, masoveros y pastores.

Un personaje destacado nacido en Mas fue el obispo de Vic, Galzeran Sacosta un hombre polémico, que aún recuerdan en las fiestas de Manresa.

Durante el siglo XV, Cataluña sufrió dos grandes terremotos que afectaron la Masia. Aún hoy pueden verse los efectos de estos hechos.

La Constanza de l’Avenc, en 1486 encargó un inventario que se escribió para contabilizar todo lo que había en ese momento en la masía. Un documento interesantísimo de 13 hojas que se guarda en el archivo episcopal de Vic.

Elisenda de l’Avenc se casó con Segimón Amat, ambos en segundas nupcias en 1557, y es muy probable que fue esta pareja que realizó la gran transformación de la Masia en el siglo XVI. Una reedificación que le dejó como el edificio que podemos ver actualmente. Un gran casal de estilo gótico renacentista enganchado por ello a los restos medievales que por suerte no se derribaron.

L’Avenc estuvo abandonada desde los años 1950 hasta 1996 cuando Joan Sarsanedas, maestra de obras de Rupit, la compró para restaurarla. Abandonada de noches, porque de días era una excursión muy típica y la gente del territorio la quería mucho.

En 1997 la familia Abey Parris compró la masía con la intención de rehabilitarla como hogar familiar, pero su ubicación privilegiada y las características arquitectónicas (catalogada como Bien Cultural de Interés Nacional) despertaban mucho interés, «hecho que nos empujó a abrir sus puertas para compartir ese lugar tan especial, con viajeros, paseantes y vecinos». En poco tiempo creyeron que esto podría transformarse en un hotel de montaña. Aquel sueño empezó a tomar forma y después de unos años de mucho trabajo, muchos obstáculos y un montón de burocracia, se abrió L’Avenc de Tavertet «Bienestar Rural».

Una antigua Masia cargada de historia, enigmas, bandoleros, navegantes, cacao, campesinos, y un obispo polémico… Una masía restaurada con cuidado y transformada en un refugio para aquellos que buscan espiritualidad, naturaleza, historia, deporte y desconexión.

Inicios

La primera piedra de la Masia debió de ponerse hace unos mil años. Hay documentos que nos hablan de los habitantes de la casa, que datan de 1234. Uno de los primeros es “Petrus de Avench”, un hombre de iglesia. Tras él vivieron muchos descendientes. El nombre de la Masia quedó como l’Avenc de Tavertet hasta nuestros días.

Hay indicios de muchas historias relacionadas con l’Avenc.

Puede ser la más interesante y sorprendente es la que nos habla de unos personajes enigmáticos. Dentro de la Masia, unos relieves nos muestran figuras de navegantes, esclavos, barcos y posiblemente cacao… estos indicios nos hablan de una posible relación de l’Avenc y el descubrimiento de América a través del puerto de Pals de l’Empordà y un río Ter navegable tierra adentro.

Otra historia digna de mención es la relación con el famoso bandolero Serrallonga. Es posible que utilices l’Avenc y los bosques cercanos como escondrijos. Un sitio para hacer noche. Una Masia donde los Arau, los propietarios del siglo XVII, le daban comida y bebida y donde se refugiaban algunas noches frías

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